En los últimos meses hemos vivido en México un cambio de partido en el poder, Felipe Calderón Hinojosa ha cedido el poder máximo a Enrique Peña Nieto, no sin antes despedirse con las grandes bombas de infraestructura realizadas durante su gobierno.
El Puente Baluarte es el mas alto del mundo en su tipo y pertenece a un tramo de la carretera Durango-Mazatlán, misma que representará un camino mas fácil y corto para llevar la mercancía proveniente de las costas del Océano Pacífico hacia la Costa del Este (Golfo de México) conectando con otras carreteras del país ya existentes.
El Proyecto Hidroeléctrico “La Yesca”, renombrado como “Ing. Alfredo Elias Ayub” por el mismo ex-presidente Calderón, representa la segunda presa mas grande del mundo y es capaz de generar por si sola toda la energía que necesita el estado de Nayarit. Este proyecto se origina de una proceso de diseño de hace mas de 50 años.
Estas son solo 2 muestras del “Sexenio de la Infraestructura”, apodado así por el presidente saliente. Mientras que el homólogo del poder en la capital del país, el jefe de gobierno Marcelo Ebrard entregó el poder a su compañero de partido, Miguel Mancera, pero antes se despidió con bombo y platillo al inaugurar sus obras.
La Línea 12 del metro, promete ser una forma mas rápida y segura de cruzar la ciudad desde Tláhuac hasta Mixcoac. Aunque esta línea estaba contemplada en el Plan Maestro del Metro sufrió cambios de acuerdo al diseño original, dichos cambios nunca fueron detallados por el gobierno que la construyó. El Plan Maestro del Metro fue desaparecido y escondido por el gobierno anterior al de Marcelo Ebrard, es decir, el de Andres Manuel López Obrador, ya que se decidió suspenderlo para dar prioridad a otras obras como lo que hoy conocemos como «Metrobus» o el pedazo del «Segundo Piso del Periférico» (un error que hoy pagamos todos).
Autopista Urbana, representa la continuación al «capricho» del gobierno anterior y culmina todo el segundo piso del periférico desde el sur hasta el norte de la ciudad, es un esquema público-privado, por lo que los usuarios deben pagar para ingresar y circular por ahí. Dicho sea de paso, la corriente que representa el ex-jefe de gobierno se pronunciaba en contra de los proyectos público-privados como es la misma autopista urbana, ya que «se vende a la patria» (incongruencia pura que será tomada en próximos artículos).
Estas obras de ingeniería son trabajos increíbles que representan miles de millones de pesos invertidos para mejorar la calidad de vida de los habitantes del país pero a su vez ha representado una buena forma de “lavarse la manos” para los gobernantes. En su afán de querer demostrar que “se hicieron las cosas bien” deciden derrochar el dinero para acelerar los procesos de construcción.
Y los antes mencionados representan los mejores ejemplos del párrafo anterior (tal vez la única diferencia sea la Autopista Urbana). Ya que las obras de construcción, al encontrar diversos obstáculos, tenían que ser terminadas en años subsecuentes al 2012. Sin embargo, a petición expresa del ex-presidente y del ex-jefe de gobierno las constructoras se vieron presionadas a aumentar los recursos humanos (costara lo que costara) para poder tener la inauguración antes de terminado el sexenio. Ya que (sobretodo el ex-jefe de gobierno) han decidido cuidar su imagen como políticos salientes y preocupados por el bienestar de todos, pero prefieren ocultar que esas obras fueron encarecidas a costa de los mismos habitantes, solo para cuidar su imagen pública.
Por otro lado, Enrique Peña Nieto ha decidido seguir impulsando la infraestructura de transporte y para asombro de muchos ha prometido retomar el sistema ferroviario no solo de carga sino también de pasajeros. Ha prometido iniciar obras para tener tren de carga y pasajeros en el sureste del país, así como se encuentra en la mesa un proyecto para tren de pasajeros en el centro del país. Esperemos pues que la alianza público-privada existente para el ferrocarril (al igual que la Autopista Urbana) ayude a mitigar los gastos del erario público y represente una buena, como parece en papel, inversión para México.
Seguiremos pues el proceso de planeación y ejecución de los nuevos gobiernos federal y capitalino en cuanto a sus obras de infraestructura. Que dicho sea de paso, los dejaron muy mal planeados sus antecesores.
“La infraestructura es vida, o por lo menos es la vida misma tomando forma y es el retrato más sincero de la vida como fue vivida” Frank W.
Saludos
David Rodríguez